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Nuestra alegría

Abada Editores, 2011

Poemas

NUESTRA ALEGRÍA

Nunca te he dicho
que cuando bebo champán
soy inmortal, soy inmortal.

Nunca te he dicho que es de locos
nuestra alegría, de locos
nuestros besos, inmortales.

Nadamos en el mar de la música
que oímos en el champán
de los locos, la alegría inmortal.

En el champán de los locos
la alegría suena inmortal
y tu voz loca suena dentro
de mi ser alegre, suena inmortal.

Tengo suerte. Una suerte alegre.
Mala inmortal buena suerte
alegre, pero pienso cambiarla,
es en eso en lo que más pienso
a cada hora, hora inmortal.

Cambiar mi amor por tu amor.
Beber champán. Alegre, inmortal,
extraño champán que nos cambia.
El cielo sí, de verdad que sí
nos cambia en el champán inmortal.

No hay más alegría que la nuestra,
nuestra alegría que nos cambia.
Tú y yo observamos ciertos cambios
cuando bebemos champán.
Sí, hay ciertos cambios
en el cielo inmortal cuando
el alegre champán nos dice locos.

Luce el sol, alegría y buena suerte
hasta donde yo recuerdo,
hasta donde tú recuerdas.
¿Recuerdas, champán
loca alegría inmortal?
¿Sabes acaso que eres inmortal,
que yo soy inmortal?

Vagamos por el amor como en inmortal
día soleado, como en alegre día loco
impropio de este mundo.
Somos extraños entre los extraños
locos de este mundo inmortal.

¿El próximo año qué locura traerá,
y el próximo mes, y el día que viene
detrás de este día, qué locura?
Un día inmortal
y soleado de alegre champán
será suficiente para nuestra alegría.


TODO

Todo es un regalo y tiene nombre.
A veces una despedida lo envenena sangrientamente,
como el dolor de un labio roto,
como el sabor de un labio roto
en mil pedazos.
Y desespera pensar que todo
—ese todo regalado,
ese todo con nombre—
cabía en ti, de quien sé la piel,
espiritual forma de la luz,
hada,
crepúsculo,
aroma del té,
temprana alegría y alegría temprana,
voz y palabra,
incendio de cada hora,
voz de nuevo y voz nueva,
época sellada,
atrás y adelante,
siempre comienzo y suma,
todo en ti,
toda tú.


ANUNCIACIÓN

A Pere Gimferrer

Mucho he pensado
cuánto tiempo tardan
en llegar a su casa
un ángel que baja
y un ángel que sube.

Y
cuánta vida
con sus siglos y desiertos
han de atravesar
para llegar a su casa
un ángel que baja
y un ángel que sube.

Y
cuántas huellas
y noticias irreparables
tienen que borrar
antes de llegar a su casa
un ángel que baja
y un ángel que sube.

Ellos,
los ángeles de la historia,
los mensajeros de la última palabra,
la que se dice al final
y se dice al principio,
como el latido de la vacilación
al desvestirse.


 

Cubierta del libro 'Nuestra alegria

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