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Oé, Offenbach, Órgano...

 

 

 

 

 

 

 

 

Obrerismo.- Las novelas obreristas fueron una variante de la literatura soviética (un oxímoron), muy reivindicadas hoy en día por cierto analfabetismo político camuflado de retórica incendiaria.

Obsceno.- 1. Dícese de lo desconocido prejuzgado. Por lo general, cualquier palabra de otro idioma lo es. / 2. Lo obsceno abruma a los moralistas porque en lo obsceno se refugia una libertad tosca y primitiva.

Odradek.- Uno de los cuentos de Kafka más extraños, kafkianos e importantes de su obra, titulado “Las preocupaciones de un padre de familia”, gira en torno a la figura del Odradek. Ser ficticio, inventado por Kafka, representa al monstruo por excelencia, al monstruo en tanto amenaza radical de lo desconocido cotidiano. Pero, ¿qué es el Odradek? Vale la pena leer el cuento, de apenas una página y media, porque en ese espacio cabe todo un tratado sobre ese monstruillo. Escribe Kafka: “A primera vista se asemeja a un carrete de hilo plano y en forma de estrella”. Luego dice que parece “trozos de hilos viejos anudados entre sí”, que tiene tres patas, que corre que se las pela y no se deja atrapar. Que vive en los desvanes o los pasillos. Que se oculta durante meses. Que siempre acaba volviendo a tu casa. Que cuando lo ves, deseas hablarle. Que se ríe, pero como si fuera un roce de hojas. Que nunca muere. Que, diminuto como es, rueda escaleras abajo y acaba siempre a los pies de los niños. Y ahí es cuando empieza la preocupación de un padre de familia.

Oé (Kenzaburo).- La novela Salto Mortal, del gran premio Nobel japonés Kenzaburo Oé, es gigantesca y profunda. Versa sobre el milenarismo ciego de las sectas, el fin del mundo, la hecatombe nuclear, lo que la convierte en una novela crítica, por el modo de abordar el integrismo, sea cual sea, y de denunciar los movimientos terroristas de corte religioso, como el famoso caso del atentado con gas sarín en el metro de Tokio causado por el movimiento Shinrikyoo de Oom, en que se basa la novela. Heredero del universo dostoievskiano de ambigüedad e impureza a la hora de entender una psicológica herida en busca de redención, aunque sea mediante una felicidad ficticia, Oé es un hábil simultaneador de emociones. Pone en un mismo plano lo positivo y lo negativo, lo muy tierno con lo muy cruel, lo duro con lo sensible, el dolor y la angustia con la felicidad y la esperanza. Y de nada hace juicio. En esto recuerda a otro gran escritor: Isaac Bashevis Singer. Ambos son afirmadores de la vida. En este sentido, Oé, uno de los grandes innovadores de la literatura mundial, está caracterizado por su pacifismo y su nuevo modo de significar poderosamente un humanismo envolvente del que buena cuenta da Salto Mortal como última lección.

Offenbach.- Hay un libro de Guillermo Cabrera Infante de 1975 titulado O. Es un libro un poco batiburrillo, a veces ilegible, pero casi siempre pop y juguetón, como era el espíritu del Cabrera Infante. En él dedica un amplio texto a su gato, un siamés tuerto cuyo nombre es Offenbach. Como es normal en los gatos, Offenbach no se tenía por gato, sino por humano. Son los únicos animales (domésticos, ja, ja) que cohabitan con sus dueños de igual a igual, y que hablan con ellos, porque los gatos no maúllan entre gatos, sino solo ante humanos, es decir, inter pares. El nombre de Offenbach provenía de su afición a cantar, pero tan mal que ofendía al propio Bach. Curioso defecto en un gato que era nieto de una gata del beatle George Harrison. En el delicioso texto de Cabrera sobre gatos nos identificamos de inmediato todos los que tenemos uno. Describe con asombrosa precisión un diccionario de frases gatunas, todas exactas. Y, en fin, como dice Cabrera, “no hay mejor compañía para la soledad del escritor de larga distancia”. Además, siempre ocupan la silla de trabajo del escritor cuando este se va, para que nadie más se siente en ella. Algunos escritores guardamos la secreta convicción de que escriben ciertas partes de nuestros libros, quizá las mejores.

Ojo.- La lectura es el ojo de la imaginación. Desde este punto de vista puede decirse que vivimos entre tuertos, ciegos o miopes.

Olvido.- Siempre buscamos olvidar hasta que de pronto tratamos desesperadamente de recordar, pero ya hemos olvidado y entonces inventamos los recuerdos.

Órgano.- Como decía Flaubert, el órgano siempre se eleva hacia Dios.

Orgía.- Tentación oculta muy común, envidiada de los romanos, sus mejores practicantes. Serviría para hacer amistades si no fuera por su carácter clandestino. Por tanto, es fundamental el secreto. La clave para toda orgía es la contraseña. En Relato soñado, la inquietante novela de Arthur Schnitzler (1862-1931), esa contraseña es “Dinamarca”. Gracias a esa palabra, el protagonista, Fridolin, medico vienés, puede entrar en un baile de conjurados donde todos van enmascarados y se entregan a unos oscuros deseos de perversión, sexo y éxtasis. A Fridolin, después de espantarlo, esa transgresión inaudita termina por obsesionarlo hasta querer volver a ella una vez más. ¿Valdrá entonces la misma contraseña? Eso le quitará el sueño. Kubrick adaptó esta novela en su película Eyes wide shut, pero la novela es mucho más redonda.

Opinión.- Inestable y movediza; siempre poliédrica. En el Quijote se expresa así, de la mejor y más juiciosa manera: “Eso que a ti te parece bacía de barbero me parece a mí el yelmo de Mambrino y a otro le parecerá otra cosa”. Habría que añadir a esto la expresión que acuñó el anti quijotiano Nabokov para titular su libro de entrevistas como Opiniones contundentes. Creo que esa idea de contundencia, que añade sabor al pensamiento, debe ser siempre una característica de toda opinión. Las opiniones melifluas son insípidas, y lo insípido desconcierta.

 

>> Publicado en El Norte de Castilla

 

 

 

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